
INVESTIGACIÓN
En 2016, Laura Echegoyen y Camila Fernandes, realizan una investigación bajo los lineamientos de la intervención psicomotriz con adultos, partiendo de la hipótesis de que la danza del tango podría ser beneficiosa para la calidad de vida de los pacientes con Enfermedad de Parkinson.
Para ello estudiaron las variables organización tónico postural (equilibrio, coordinación y marcha); calidad de vida relacionada a la salud (componente físico y mental), y relacionamiento con el otro.
Como conclusiones obtuvieron que la danza del tango, enmarcada dentro dela intervención psicomotriz, ofrece una experiencia corporal de encuentro y disfrute que permite el redescubrimiento de las capacidades reales de los sujetos, resignificando al cuerpo como un reservorio de sensaciones placenteras. Mejora la expresividad motriz de quienes la practican, aumentan las fluctuaciones del tono muscular y desciende la rigidez, permitiendo un mayor ajuste a los movimientos, iniciativa y amplitud. Se minimiza la flexión anterior del tronco, típico en la Enfermedad de Parkinson, permitiendo que la mirada pueda orientarse hacia el horizonte y se encuentre abierta a la comunicación con los otros. La marcha se muestra más segura, fluida y veloz.
Por otra parte, las personas presentan mayor iniciativa a la comunicación, a nivel verbal y gestual, lográndose una sintonía entre ambos. Surgen nuevas formas de vincularse con los pares o familiares, rompiéndose la dicotomía cuidador-paciente y reapareciendo vínculos esposo-esposa o padre-hija. Aumenta la comunicación de afectos.
Por tanto, se concluye que la danza del tango reporta beneficios en el funcionamiento psicomotor de los pacientes con Enfermedad de Parkinson en todas las áreas estudiadas y puede considerarse un mediador terapéutico eficaz.
